En el contexto de la Agenda 2030, las Instituciones de Educación Superior devienen en actores fundamentales para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, al incidir de manera decisiva en la formación de ciudadanos capaces de aprender a lo largo de toda la vida, y tener la capacidad de movilizar a su comunidad universitaria y entornos inmediatos para asumir nuevos desafíos en pos de la salvaguarda del planeta y de la propia humanidad.
El compromiso que representa tal implicación y demanda, obliga a la universidad como agente del desarrollo sostenible, a fortalecer su pertinencia, la eficacia y eficiencia de sus procesos, su responsabilidad y prácticas inclusivas a favor de la transformación social en todas sus dimensiones, principalmente en lo económico, sociocultural y ambiental. Al mismo tiempo, con ello se refrenda la educación superior como un bien público y social, un derecho humano universal, y un deber de los Estados.